UAS: El Fideicomiso que representaba la solución y los verdaderos responsables de la crisis financiera.
Jacinto Robles Salazar.
La historia reciente de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS) representa un caso ejemplar aunque doloroso de cómo una institución puede poner sobre la mesa soluciones serias a sus problemas estructurales, y cómo esas soluciones pueden ser destruidas desde dentro por intereses particulares, dejando una crisis institucional que hoy amenaza su viabilidad financiera.
En 2008, la UAS propuso una vía responsable: la creación de un Fideicomiso que diera respaldo a la prestación de Jubilación Dinámica, uno de los esquemas más generosos del país. Mientras la mayoría de las universidades públicas ofrecen un sistema complementario (con pensiones que alcanzan hasta el 100% sumando pensión de seguridad social y una fracción institucional), en la UAS la prestación se configura con el 100% del salario base que absorbe la casa de estudios como si el trabajador siguiera en activo sumado a la pensión del IMSS y recientemente el apoyo del bienestar al adulto mayor.
Apesar de que algunos integrantes de la sociedad civil consideran que es excesivo el pago de Jubilación en la UAS, el diseño era sólido y viable a partir del Fideicomiso creado para tal efecto. Pero este esquema fue saboteado por intereses internos personales entre 2008 y 2015. De forma sistemática, un pequeño grupo encabezado por Marco Antonio Medrano Palazuelos y Denisse Azucena Díaz Quiñonez promovió una narrativa de odio y desconfianza sobre el manejo del fondo. Impulsaron demandas jurídicas a través de despachos cercanos (socios) generando beneficios económicos considerables en honorarios, a costa de destruir la única vía institucional que aseguraba el futuro de los jubilados.
En 2016, los recursos del fideicomiso comenzaron a devolverse por mandato judicial. Lo que en el momento fue presentado como un triunfo legal, hoy se reconoce como una decisión que dejó sin respaldo financiero a toda una generación de trabajadores. El costo de esa decisión ya no es teórico: hoy la UAS necesita más de 2 mil 100 millones de pesos anuales solo para cubrir el pago de jubilaciones más el dinero correspondiente a las prestaciones contractuales, todo ello, sin contar con una fuente externa de financiamiento para ello.
Pese a estas condiciones adversas, la rectoría actual, encabezada por el Dr. Jesús Madueña Molina, y el Sindicato Único de Trabajadores de la Universidad Autónoma de Sinaloa (SUNTUAS), han hecho esfuerzos extraordinarios no solo para mantener la Jubilación Dinámica, sino también para buscar alternativas que permitan ofrecer un retiro digno a quienes ingresaron a la institución después de 2016, y que hoy no gozan de ese esquema.
https://www.jornada.com.mx/2013/06/15/sociedad/034n4soc

Nota del Noroeste de fecha 16/11/2015
Pero el problema es complejo y requiere algo más que voluntad. Se necesita una solución colectiva, construida con participación plural, conocimiento técnico y memoria institucional. Solo mediante la participación de todas y todos los universitarios, a través de foros de discusión, un debate responsable y acuerdos consensuados, podrá encontrarse un mecanismo de solución viable y duradero.
Y para que eso ocurra, también se requiere claridad histórica: no se puede planear el futuro ignorando el pasado. La comunidad universitaria no puede olvidar quiénes sabotearon la única alternativa institucional que había para mantener esta prestación. Es fundamental no repetir los mismos errores ni dejarse llevar por los mismos intereses de corto plazo que ya demostraron su verdadero objetivo (hacerse ricos vía demandas y pago de honorarios a los abogados socios de los falsos activistas).
Hoy, la Universidad Autónoma de Sinaloa está en una encrucijada. El reto no es exclusivamente financiero, sino profundamente ético: ¿se elegirá el camino del compromiso colectivo o se volverá a caer en el engaño de quienes exigen sin proponer y destruyen sin ofrecer alternativas?
Las respuestas están, como siempre, dentro de la propia comunidad universitaria. Dejemos claro, la optimización de los recursos es a partir de la revisión integral, a la luz pública, con la participación de todas y todos, con transparencia y viendo todas y cada una de las areas de oportunidad para que así, solo así, podamos alcanzar la solvencia necesaria para defender la Jubilación Dinámica y el salario de todo el personal, académicos, administrativos, activos y jubilados por supuesto.